Imagínate un día como hoy, pero hace casi cien años. Un grupo de jóvenes futbolistas, llenos de sueños y ganas de hacer historia, se encontraban en una reunión que cambiaría el rumbo del fútbol chileno. Estamos hablando de 1925, y en esa reunión estaba un tipo que deslumbraba por su talento y sus ideas revolucionarias: David Arellano.
Arellano era un volante de esos que dejaban la huella en cada jugada. Tenía solo 23 años, pero ya se veía que era un líder nato. Quería que el fútbol fuera más profesional, que se le diera oportunidades a los jóvenes y que los equipos fueran más unidos. Pero los viejos directivos y algunos jugadores más conservadores no estaban muy de acuerdo con sus ideas.
La cosa se puso más tensa cuando se iban a elegir al nuevo capitán del equipo. Arellano era el favorito, pero los dirigentes cambiaron las reglas a último minuto para que él no ganara. ¡Una jugada sucia!
Fue entonces cuando David, harto de tanta injusticia, se levantó y les dijo a sus compañeros: “¡Vámonos Quiñones, deja que jueguen los viejos!”. Con esa frase, que se convirtió en un grito de guerra, un grupo de jóvenes rebeldes decidió abandonar el equipo y fundar uno nuevo: Colo Colo.
Eran tiempos difíciles, pero estos muchachos tenían un sueño en común: crear un club donde se valorara el talento, la juventud y la pasión por el fútbol. Y así nació el Cacique, un equipo que desde sus inicios se caracterizó por su espíritu luchador y su compromiso con la comunidad.
Gracias a la valentía y la visión de David Arellano y sus compañeros, hoy podemos disfrutar de la rica historia de Colo Colo. ¡Un equipo que nació de la rebeldía y que sigue inspirando a millones de hinchas!
