A propósito que hoy se celebra el día del Niño, quisimos recordar e indagar en las infancias de dos ídolos del Cacique: Arturo Vidal y Mauricio Isla. ¡Y qué historias! Los dos ídolos chilenos tienen historias dignas de contar antes de su llegada a la cima del fútbol mundial.
De la tierra al cielo
Vidal: De las canchas de tierra a la Juve
Arturo Vidal, el Rey Arturo, nació y aprendió a patear la pelota en las polvorientas canchas de tierra de El Huasco, una población marginal de San Joaquín, soñando con ser un futbolista famoso.
Empezó en un club chico, Rodelindo Román, pero pronto se dio cuenta de que tenía mucho talento. Así que se fue a probar suerte a Colo Colo, donde hizo todas las divisiones inferiores. Pero la vida no siempre es fácil, y hubo un tiempo en que tuvo que irse a jugar a Deportes Melipilla.
Fue en esa época cuando Vidal tomó una decisión que marcaría su vida. Se dijo a sí mismo: “decidí “Tengo que hacer tres, cuatro, diez veces más esfuerzo que cualquiera en cada entrenamiento para llegar al profesionalismo”. Y así fue.
Isla: Delantero a lateral estrella
El “Huaso” Isla, por su parte, empezó a jugar a la pelota en el Club Deportivo Cacique de Buin, un club pequeño de su barrio.
Lo curioso es que él nació cuando su familia vivía dentro de ese club. Su abuelo materno era quién habitaba la casa que había dentro del estadio del Club Deportivo Cacique de Buin. La casa estaba en calle Guardia Marina Riquelme, donde ahora sólo existe el estadio.
Desde chico, se destacaba por su habilidad para regatear y hacer jueguitos. Pero lo más curioso es que empezó jugando de delantero. Luego inició su carrera futbolística en las divisiones inferiores de la Universidad Católica en 1999. Fue Alfonso Garcés, quien advirtió su capacidad para sacarse rivales mediante gambetas y taquitos.