No, hoy no hablaremos de Guillermo Paiva. Ni mencionaremos el increíble efecto Paiva que ha sorprendido en las redes sociales de todos los hinchas y albos fanáticos. No hablaremos de todos esos colocolinos que han soñado con él o que creen que hoy hará un gol de cabeza.
No hablaremos de Guillermo Paiva
No hablaremos de
No hablaremos de Guillermo Paiva y la sensación que muchos tienen desde el partido de Junior de Barranquilla. No hablaremos de la fuerza mística que está confabulando a su favor para que en algún momento, quizás hoy, entregue una gran alegría alba. No diremos que tiene que ser hoy.
Tampoco hablaremos de él cuando entre al Estadio Más Monumental de Núñez en Buenos Aires. No hablaremos de lo que está pensando, ni si sabe lo que hará esta noche.
No hablaremos de
No hablaremos del minuto 90+9, cuando Colo Colo esté empatando, ni cuando Arturo Vidal reciba un despeje de Cortés y se lo pase en profundo a Paiva. No diremos nada.
Ningún goleador dará detalles ni consejos al guaraní para que se destape en Colo Colo esta noche. No le diremos que queremos verlo en el área, por que cuando está ahí, hace goles. Ni mencionaremos lo que tiene que hacer con Javier Correa.
No hablaremos de
No hablaremos del testarazo o cabezazo de doble filo de Guillermo Paiva hoy martes 24 de septiembre.
No sacaremos cuentas sobre el número de su camiseta y su fecha de cumpleaños, ni que podría marcar por Colo Colo en la Copa Libertadores el día 268 del año 2024. No hablaremos de su tatuaje iluminati.
No pensaremos en todo lo que ha sufrido con la definición en los últimos partidos. Ni tampoco recordaremos las veces que lo han sacado de la cancha al borde de las lágrimas. No diremos que es una cosa de mentalidad. No diremos lo importante que es Guillermo Paiva para el equipo y para Jorge Almirón.
No, hoy no hablaremos de Guillermo Miguel Paiva Ayala.
